jueves, 27 de marzo de 2008

Sobre genética: la obligación de saber

Tomado de Salvador E. Luria; " La vida, experimento inacabado"; Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1975, pp. 33-34.

"En menos de setenta años, los genetistas han creado una ciencia de la herencia biológica que es uno de los acervos de conocimiento más sólidos, unitarios y coherentes que nos brinda la ciencia...

Esta empresa no fue tarea despreciable. En casi ningún ámbito de la naturaleza existe una variedad tan pasmosa como en la diversidad de artificios reproductivos de que hacen alarde los organismos vivientes. Superficialmente, nada puede haber que aparente diferir más de lo que difieren los mecanismos reproductivos de tantos organismos tan disímiles. Los mohos corrientes pueden desarrollarse y reproducirse indefinidamente de un modo asexual y experimentar la fusión sexual sólo cuando por azar se encuentran dos tipos sexualmente apropiados. La mayor parte de las plantas fanerógamas dependen del viento o de los insectos que transportan el polen y ponen así en contacto las células masculinas con las femeninas. En peces como la trucha y anfibios como la rana, los machos fecundan los óvulos fuera del cuerpo de la hembra. Aves y mamíferos llevan a cabo la fecundación mediante cópula sexual. Incluso dentro de un grupo de organismos, la gama de mecanismos reproductivos diferentes puede ser sorprendentemente amplia, como si en este ámbito la selección natural hubiese ejercitado una imaginación casi depravada. Sin embargo, bajo la pasmosa variedad de artificios reproductivos, la genética ha revelado las regularidades esenciales unificantes que acontecen en todos los organismos dotados de la facultad de reproducirse sexualmente. Al hacerlo así, la genética ha atomizado la herencia hasta llegar a sus componentes combinatorios elementales, los genes, y se ha encontrado con que los genes de todos los organismos están compuestos de una sustancia común, de la que realmente está hecha la materia básica de la vida. El intrincado nombre químico de esta sustancia, ácido desoxirribonucleico, abreviado en el símbolo ADN, ha pasado a ser el trigrama casi místico que simboliza la vida."