Tanto en la sociedad global como en las
organizaciones (estatales, empresas económicas u otras) el devenir consiste, a
la vez, en una permanente continuidad y en un persistente cambio. Lo antiguo,
sobre lo cual está construida la identidad, y lo nuevo que permite la
adaptación y el progreso. Ninguna sociedad y ninguna organización podrían
sobrevivir si prescindieran de cualquiera de estos dos procesos: la permanencia
y la renovación. Es una polaridad que, como otras del mundo natural y del
social, se complementan para dar origen a una nueva unidad indispensable.
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