domingo, 8 de diciembre de 2013

Los jacarandá en el barrio




Cuando en esta agradable primavera salgo a caminar por mi barrio en dirección a algún café pasando, previamente, por casa de Roberto disfruto de los numerosos árboles de flor azul que tiñen el cielo y tapizan el suelo con su intenso color. Evoco, entonces, la canción de María Elena Walsh:

“El cielo en la vereda está,
con espuma y papel de seda del jacarandá”

Roberto tiene en la vereda frente a su casa uno de los más bellos del sector, haciendo parte de su cuidado antejardín, colmado de flores. Una buganvilla, generosa en flores rojas, se enreda a poca altura con el azulado jacarandá formando la hermandad de la belleza primaveral. El jacarandá, sus azules flores, levantan mi ánimo decaído por la forzada soledad. Si vuelvo feliz a casa, ayudado también por el café y la conversación, puedo continuar con mis escritos. Con razón Emilia, desde Praga, la bellísima, me insta en nuestra conversación matinal a salir en la mañana antes que la temperatura aumente y el calor, que mal le hace a mi piel, apriete. La alergia, en tanto, con calor despierta y se agita, en tanto que yo padezco.

En el camino que recorro de vuelta puedo disfrutar otra vez, paso a paso, de estos árboles generosos con su belleza azulada ¡Qué privilegio tener azul en el cielo y azul en el suelo! En cuanto a la buganvilla tengo una en la terraza de mi departamento, modestamente, en un macetero. Yo la encuentro bellísima y junto con otras flores menores disfruto tomándoles fotografías que coloco en mi website, el blog Chile hacia dónde vas.? Que yo a diez días de la decisión presidencial aún no lo sé.

Dedicado a Pedro Miras, amigo y ejemplo.