lunes, 14 de noviembre de 2011

La difícil renovación de la elite política. M. Barrera



a renovación de las dirigencias políticas es un proceso nada de fácil y, quizás, imposible de conseguir bajo las normas y los comportamientos de la democracia y sociedad chilenas. En el caso extremo de la derrota electoral del gobierno militar no se produjo una participación política destacada de aquellas capas sociales que estuvieron excluidas y que realizaron, in situ, una sistemática oposición a dicho gobierno. Ello había dado origen a un potente liderazgo político, masivo y popular. No obstante, el liderazgo político del retorno a la democracia fue el de la década de los 60’ y primeros 70` que había participado de los gobiernos de Frei Montalva y de Allende y de los Parlamentos de la época. El movimiento popular durante los 17 años del gobierno militar se organizó en numerosas organizaciones: sindicatos; juntas de vecinos; ollas comunes; ONG´s de estudio, de capacitación y de solidaridad; en las llamadas organizaciones económicas populares; en las comunidades cristianes de base; etc. Ahí se generó un multitudinario liderazgo popular, cuya expresión más dramática fueron las decisivas protestas callejeras en contra de la dictadura, pero cuya actividad fue cotidiana. Eran tiempos en que se manifestó una sociedad civil variada y potente que con la llegada de la democracia tendió, extrañamente, a desaparecer para dar paso a una excluyente sociedad política. Porque hay que decirlo claramente, mientras gran parte de la dirigencia política estaba en el exilio aquí al interior del país la esperanza popular no se dejó abatir. ¿Qué pasó con estos líderes populares, por qué no accedió ninguno a las responsabilidades superiores del Estado durante los gobiernos democráticos?
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