lunes, 1 de junio de 2020

LOS CAMBIOS MÁS SIGNIFICATIVOS A INICIOS DEL SIGLO XXI


                            Manuel Barrera Romero

1.- El avance de la ciencia y la tecnología constituye, sin duda, el rasgo positivo más sobresaliente de las últimas décadas del siglo XX, lo que ha permitido un impulso extraordinario en profundización y propagación en lo que va corrido del siglo XXI, lo que se continuará en lo sucesivo. En efecto, el desarrollo de la tecnología de la información y de las comunicaciones es lo más notable del último cuarto de siglo. Ha sido este desarrollo el que ha permitido ir creando un ámbito comunicacional de alcance mundial que de un modo significativo está cambiando las dimensiones de la vida cotidiana de millones de personas en todo el mundo. Estas tecnologías han provocado una compresión del espacio, a tal punto que las distancias, en muchos aspectos, se han reducido a cero. El acortamiento de las distancias relativiza las diferencias derivadas de ellas. Desaparece la lejanía como grave -a veces definitivo- inconveniente para la comunicación. Si la distancia no es ya más un obstáculo insalvable para la comunicación, entonces, la humanidad ha dado, teóricamente, un paso inmenso en el camino de la constitución de una sociedad integrada. Las nuevas tecnologías no sólo han abolido la dificultad del espacio, sino que ha posibilitado la comunicación casi instantánea y eso es algo realmente sorprendente. Espacio y tiempo han cambiado su relación con el ser humano y la sociedad.
Las nuevas tecnologías no sólo han modificado grandemente la estructura productiva, el ambiente del lugar de trabajo, la calidad de las tareas que se realizan sino también, en una forma menos conocida, la vida cotidiana de los usuarios y las mismas estructuras sociales. En efecto, la rutina diaria de las personas y de los hogares se han modificado bajo la influencia de la televisión y de los teléfonos inteligentes (smartphone) especialmente. Su naturaleza la forma y el contenido de sus mensajes plantea un nuevo modo de aprehender la realidad social por parte de las personas. Esa misma realidad es definida dentro de los marcos que estos artefactos mediáticos imponen. Al convertirse en las principales fuentes de entretención e información casi universal, actúan no sólo como emisoras de mensajes con determinados contenidos, sino que además como mecanismos que influyen en los procesos cognitivos mismos. De ese modo la TV y el smartphone imponen sus condicionantes sobre la vida social. Un ejemplo claro de ello es el notable impacto de la TV sobre la actividad política, cuya naturaleza ha pasado a ser otra cosa a partir del hecho de que la TV comunica a los políticos con los ciudadanos. La política está, actualmente, supeditada en parte importante a la imagen.

Si bien los cambios que las nuevas tecnologías acarrean al interior de la actividad productiva y de vida social, son materia de reflexión y análisis por toda la infraestructura de investigación que gira alrededor de ellas, en nuestro medio, no se ha generado una "masa crítica" de reflexión sobre los cambios que las nuevas tecnologías provocan o ayudan a provocar. No obstante, está claro que las transformaciones se han expandido por todos los ámbitos en que se despliega la actividad humana.

Dos son los escenarios en que actúan las nuevas tecnologías que han resultado estratégicos para penetrar, a partir de ellos, en la naturaleza misma del fenómeno social. Ellos son el hogar y la escuela. Ambos son los agentes principales de la socialización y, por tanto, de la formación de la conciencia de las personas. La televisión, los celulares y las computadoras están cambiando profundamente la vida de las familias. El acontecimiento nacional y el internacional, las imágenes de los ídolos, las series noveladas, los dibujos animados, en verdad todo el mensaje televisivo, la tareas y búsquedas que se realizan a través PC y el intercambio por medio del celular tienen una fuerza de atracción que, favorecida por su bajo costo, penetra en los hogares de modo que coloca a los miembros de comunidades extensas frente a los mismos estímulos, lo que produce una homogeneización cultural a los niveles nacionales e internacionales. La tecnología computacional, por ejemplo, ha tenido un fuerte impacto transformador en la vida escolar, posibilitando ampliar los horizontes culturales de los estudiantes de muy diversas comunidades educativas; de variadas localizaciones culturales, económicas y étnicas. Es posible observar que el mayor cambio se produjo, primero, en la educación superior, en la cual la computación tuvo una temprana penetración, estimulada por la política de las grandes empresas proveedoras de equipos, luego en la educación secundaria y, ahora, cuando las computadoras están en los hogares, en la educación elemental.

El impacto combinado de la televisión y la computación, el correo electrónico y el smartphone, posibilitado por Internet, hace a los individuos y a las familias más centrados en sí mismos, más auto suficientes psicológica y culturalmente, y a la sociedad civil y a la sociedad política menos atractivas y más distantes. Las nuevas tecnologías favorecen el individualismo, el aislamiento de las personas respecto de sus comunidades inmediatas y la fragmentación social, en la misma medida que colocan al individuo ante un horizonte espacial global. Algunos postulan que ellas han provocado una pérdida de "capital social", es decir, de los rasgos esenciales de la organización social: de sus normas, de la confianza mutua y de las redes que mejoran la eficiencia de la sociedad al facilitar sus acciones de coordinación y solidaridad.
 Sin embargo, hay que señalar que el futuro tecnológico nos depara grandes sorpresas. Es lo que postula el historiador israelí y “best seller” (superventas) internacional, Chile incluido, Yuval Noah Harari. (Véase Homo Deus, subtítulo Breve historia del mañana. Santiago: Penguin Ramdom House Grupo Editorial, S.A. 2016) y 21 lecciones para el siglo XXI. Santiago: misma editorial; 2018)

Seguirá con el número 2 en otra entrada

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